lunes, 20 de agosto de 2007

Y amablemente invito a un güisqui a Dodó,
y él me cuenta que incluso los perros se ponen tristes después de eyacular.
Después, salimos agarrados de La Sed Mortal
y es entonces cuando puedo jurar
que no hay un ser más culpable que yo -ni lo habrá- sobre la tierra.

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