Si te has levantado en un sitio extraño, dentro de una cama extraña, con unas sábanas de raso tapándote la cara y un brazo aplastandote el pecho, no te asustes, no pienses mal, no ha pasado nada, ¿verdad?, seguro que no conoces a esa persona, a la dueña del brazo, ¿verdad?.
Poco a poco aparta las sábanas de tu cara, intenta recordar, venga, tú puedes, seguro que sabes quién es, venga, la sábana, poco a poco, "po co a po co", bien, por fin, ahora gira la cabeza, no te asustes, seguro que no puede ser tan malo, ¿¡como no te puedes acordar!?, la última vez que te emborrachas, qué coño, la última vez que bebes alcohol, ni cerveza, ni vino, ni ron, sobre todo ron.
Madre mía, la cabeza está girada hacia el otro lado, "¡mieeeerrda!", espera, al menos es rubia, un bonito pelo, largo, ondulado, bonito. Está tapada por las sábanas, pero seguro que está buena, seguro, que piel más suave, mmmm, te empieza a gustar la situación, espera espera, concentrate, piensa piensa, ¿donde estás?, ¿reconoces la habitación?, ¿has estado antes aquí?, mmmm, esa lamparita te suena, ¿de que?, a otra cosa, tu ropa, ¿dónde está?, ¿los calzoncillos?, bueno, da igual si no los encuentras, ¿los pantalones?, eso si es importante, ¿dónde están tus pantalones?, recuerda recuerda, ¡ahhh ya!, debajo de la cama, por ahí asoma el cinturón, salvado.
Ese brazo, quítatelo de encima sin despertarla, venga tú puedes, seguro, lentamente, que piel más suave, seguro que esta tía está muy pero que muy bien, espera, ¿te vas?, ¿te esperas a que se despierte? ¿y si le apetece echar otro?, de este seguro que te acuerdas.
Continuará.
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